lunes, 7 de marzo de 2011

Tendida en la hamaca amanecí llena de miel

No sé que pudo ser más placentero, lo que pude haber vivido ese sábado, o quizás lo ocurrió al amanecer del domingo. Uno nunca termina de determinar lo que le depara el futuro o el destino, porque a pesar de que muchos afirman por allí, que uno tiene ya el camino trazado, otros buscan por sobre todas las cosas, que le ocurran los sucesos, tal es el caso que le comento….

Amaneció un sábado como cualquiera, y digo como cualquiera, porque acostumbro, levantarme a las seis de la mañana, darme una ducha de media hora, para salir a comprar el diario del día, un café pequeño en el negocio del portugués, y siempre divisar en la casa amarilla con portón negro, si veré de nuevo a una de las mujeres más hermosas que jamás algún hombre haya podido ver, pero es que la voy a describir para que te des una idea de lo que puedes llamar monumento nacional.

Diría quizás, 22 añitos, 1.70 de estatura, es alta, incluso con tacones o sin ellos puede determinar que es alta, cada vez que la diviso a lo lejos de su casa, o comprando víveres donde el portugués, una muy pronunciadas curvas tan curvilíneas como las que pudo idear perfectamente el creador de la guitarra, y las que el ser supremo plasmo en tan hermosa figura carnal, un color de piel, donde la playa no va a ella, es el calor intenso de ese moreno de las mujeres propias de la costa, tan bronceada siempre, que presumo debe arder; unos espectaculares dotes naturales, que sus padres deben haber pensado en el cielo cuando la crearon, es que hasta el nombre me lo sé, se llama Gioconda, será que es otra perfección del maestro Leonardo da vinci, pero en carne y hueso y en pleno siglo XXI…. Pues si señores un digno monumento nacional, y mejor aun cuando salió ese sábado apenas yo levantaba el primer sorbo del cafecito que me tomaba, pantalones corticos amarillos que encajaban en ese moreno de sus piernas, blusita blanca, oh….quien invento el algodón; sabia que él se podría ajustar al cuerpo, para hacer florecer los encantos femeninos, será que quien lo invento, era un hombre… zapaticos de goma, divisaba a lo lejos que tenía algo en sus manos, pude notar que se trataba de una especie de envase, fue en ese preciso instante que me percate, que la hermosa Gioconda se disponía a salir a trotar calle abajo del vecindario.

No sé que fue más rápido, yo haberle pagado el café al portugués, o haber estado en mi casa buscando las fulanitas medias blancas para mis zapatos deportivos, porque tenía la más firme intención que salir calle abajo, a encontrarme con Gioconda, con la excusa de que también me las daba de atleta y deportista.

En menos de tres minutos, ya estaba en la avenida principal, el corredor más rápido del mundo se quedo pendejo conmigo, a tan velocidad que yo iba… pero allí estaba, allí me la encontré, llegue cansado, ya mis piernas no podían mas. Fue en ese preciso momento, que de seguro debe haber bajado un ángel del cielo, para darle magia al lugar, al escuchar pronunciar de parte de Gioconda, palabras para conmigo…

Veo que está cansado Sr.

Algo Srta., fue lo que pude responderle, mientras me agarraba mis piernas cuerpo cabizbajo más cansado que maratonista después de su jornada.

Donde ella me responde, para el cansancio lo mejor es respirar el aire puro, y echarse agüita en la cara, fue ese preciso instante que levanto mi mirada, y ese cielo fue testigo de ver exhalar e inhalar ese aire aquella señorita y ver como se movían sus pechos en aquella diminuta y estrecha franelilla, oh dios, y para terminar de engrandecer el panorama, se echa agüita en su cara, deslizándose sobre sus mejillas, cara, boca, cuello, pecho, que se yo que parte del cuerpo pudo haber caído tan solo una simple gota de esa agua; gotas que se confundían con su sudor, y sin pecar de seductor hasta puedo sentir su sabor.

Extiende su mano y me dice:

¡Quiere agüita Sr….!

… Quiero otra cosa, susurraba entre dientes, pero como que me escucho, o se hizo la que pretendía no haber escuchado nada, o me escucho claramente, porque inmediatamente me respondió...

Si no deseas refrescarte, entonces cómase este chocolatico, que es bueno para subir las defensas...

Será que mis oídos habrán oído mal

¿Qué me dijo Srta.? Respondí

Este chocolatico….

En ese preciso momento, se da la vuelta y de esos pantaloncitos saca del bolsillo de atrás una barra de chocolate, la cual inmediatamente me la entrega, tómela, cómasela, y discúlpeme Sr. Ya creo que estoy algo cansada de marcar distancias.
Mucho gusto me llamo Gioconda, ahora me puedes tutear, Gioconda un placer, me extiende la otra mano presentándose…

Mucho gusto Eduardo José Figueredo Marcano…

No hace falta tanto protocolo, corazón, con un simple Eduardo me basta, me da un besito en la mejilla, y pude sentir su olor, tan candente que despertó en mi, suspiros del corazón., solo pude pensar para mis adentros, se me hizo el sábado, oh que sábado… después del beso, me dice:

¿Te gustan las obleas con miel?....

Se me olvido mi problema diabético, se me olvido mi cuidado ante el médico y los dulces, se me olvidaron mis 45 años tratándome mi padecimiento, me sentía como chamo seductor de 15 años, pero no existía un no ante tal pregunta.

Pues claro, son mis preferidas, las obleas con miel., riéndome pícaramente mientras me comía ese par de chocolates, uno con la mirada, y el otro, el de la barra que me había obsequiado Gioconda.

Te invito a mi casa a desayunar, después de unos buenos ejercicios, no hay nada mejor que un buen dulce, un buen cereal, una oblea con miel, y un yogurt natural.
Pude hasta medir el tiempo, 6:00 am me levante, media hora bañándome, 6:35 am ya tomándome el café, 6:45am corriendo desesperado calle abajo, 6:48 ya llegue, así fue, literalmente, corrí, coño corrí, que creo me eche 3 minutos corriendo, 20 minutos de protocolo y encuentro y ya a las 7:30 am de la mañana estaba sentado desayunando con Gioconda en la mesa de su casa…. ¡Sera que tengo que creerme lo de seductor!...

Tomas leche descremada o completa me decía Gioconda.

La que sea, la que sea es igual para mi, y zas allí vino la puñalada donde se cayeron mis ínfulas de seductor… Eduardo debes cuidarte, mejor es la descremada, para tu edad es mejor la descremada, allí en ese preciso momento pude entender, que estaba allí sentado un viejo de 45 años así no los representara, con una carajita de 22; a lo sumo yo, según mi predicciones.

No me quedo de otra que preguntarle la edad, a la cual me responde, tengo 27 años Eduardo. Allí hice una retrospectiva del tiempo, 45 años yo, 27 años ella, 18 años de diferencia, Nojoda… soy un viejo diabético se que mantiene y ella una mujer que esta por demás de buena, le voy echar bola… Seductor o no; por algo estoy allí desayunando con tan hermosa mujer…. Y ya eran casi las 8:00 am., solo me rindió el tiempo para probar el cereal y el yogurt.

Y no sé si el tiempo estaba a mi favor, o que se yo, si uno se busca el trazado del destino, pero ya a las 9:30 am estaba dándome una ducha en casita de Gioconda, después de decirme que estaba sudado, que me iba a lavar mi ropa, y me prestaba una bata de baño, a sabiendas, después de tan extensa conversación en el desayuno, de que vivía a tan solo 2 cuadras de su casa. No sé si fueron también sus firmes intenciones, pero quise dejar que todo marchara como hasta ahora estaba ocurriendo.

Salgo del baño, y como viejo maniático, del tiempo creo que tomo solo 10 minutos, a las 9:40 am estaba listo, bañadito, secándome y con la batica de baño, claro el rosado no iba conmigo… pero pal carajo, quien le iba a parar bolas al color en eso que estaba viviendo.

Acá estoy Eduardo…. Escucho a lo lejos…

Salgo de la habitación y puedo divisar en un salón al lado del comedor, que había una especie de rincón lleno de muchas plantas, una pared de vidrio que dejaba ver el jardín, y ella allí acostada en una hamaca, acércate Eduardo, me acerco, y allí acostadita me dice, acaso no me dijiste que te gustaban las obleas con miel, en mi poco ingles que este viejo pueda entender, se me salió Oh my god!... allí estaba Gioconda piel desinhibida desnuda, tacita, con una oblea que tapaba su intimidad y un sorbo de miel sobre su ombligo. Ya eran las 9:45 am.

Y como buen viejo maniático del tiempo, quiero resérvame lo vivido ese día, solo se los puedo resumir, en palabras a las cuales pueden buscarle su significado, magia, deseo, pasión, locura, desenfreno, taquicardia, renacimiento, lujuria, y una que el tiempo siempre le tiene demostrado que las cosas tienen que pasar porque tienen que pasar… amor…

Paso y paso el tiempo, se movían las agujas del reloj, cayó la noche y seguía fuera de mi casa, continuaba el desenfreno, comidas, almuerzo, cena, meriendas por doquier, creo que puedo dar cátedra de lo afrodisiaco que pueden ser los alimentos, pero tenía que irme a casa, se me había olvidado que tenía que inyectarme la insulina, después de tan lujuriosa medicina que había recibido, me acuesto en mi regazo, me despierto a la mañana del domingo, eran las 6:00 am, será que había soñado… será que fue un sueño, no lo creo, fue todo tan real, que no lo creo, sigo cuerdo y no sufro de falta de memoria, que me paso, que me pasa…..

Había pasado quizás unos 10 minutos de mi intranquilidad de saber la verdad, cuando sonó mi teléfono, con un mensaje de texto que decía:

Tendida en la hamaca amanecí llena de miel……. Quieres comer…

Allí descubrí que el amor si existe y lo tengo a tan solo 2 cuadras de mi casa.

Firma esta misiva:
Eduardo (el que cree en los sueños, ya que ellos se hacen realidad)